2/01/2007

La barbarie en escena


(más fotos, aquí)

La última ópera de Philip Glass tuvo su estreno americano el mes pasado, en Austin ("Sex, Death and Scissors"... un título fantástico, un poco surrealista y cinematográfico, claro). La guerra de Iraq la había convertido en una "patata caliente", lo que, aparentemente, sumado a las dificultades técnicas de su montaje, ha servido para explicar el vacío creado a su alrededor.

Con libreto basado en una obra de J. M. Coetzee, Waiting for the Barbarians surgió como resultado de un encargo del Theater Erfurt y tuvo bastante eco en su momento. Aunque cualquier reflexión sobre la opresión no tendría por qué asociarse exclusivamente con la administración Bush, lo cierto es que Glass hizo entonces explícita la conexión de su obra con Iraq.

Pensar en las implicaciones de este estreno me ha hecho sentir todavía más impaciencia en relación a la puesta en escena del Wozzeck, de Berg, en la versión de Calixto Bieito, estrenada el año pasado en el Liceu y presentada estos días en el Teatro Real. No he acabado todavía mi crónica sobre este montaje para Mundoclasico, donde esa impaciencia se transparenta en cada palabra.

Que, en 2007, una obra como la ópera de Glass pueda ser silenciada (o casi) en los Estados Unidos pone las cosas en una dimensión tal, que las denuncias de Bieito (y la forma como las presenta) se convierten en un juego de niños irrelevante. "Asustaviejas", como decían el el foro de Opera Actual.