1/26/2007

Rosado en estado de gracia

Y después de hablar sobre Artur Pizarro es casi inevitable hablar sobre António Rosado. En realidad, hay otras razones de mayor peso para comentar la carrera de Rosado, quien, a pesar de ser uno de mis pianistas preferidos, no había salido nunca en este blog. Y eso que algunos de los mejores conciertos a los que he asistido en los últimos meses lo tuvieron a él como protagonista. La ausencia dice bastante de la desorganización editorial que por aquí reina.

En cerca de dos años, António Rosado ha lanzado en Portugal dos grabaciones excelentes dedicadas a la obra pianística del compositor Fernando Lopes-Graça. Editadas por la etiqueta Numérica, no me consta, infelizmente, que hayan traspasado las fronteras del país. La primera contiene la integral de las sonatas para piano y la segunda, las ocho suites escritas por Lopes-Graça In memoriam Béla Bartók.

Sobre las sonatas ya comenté alguna cosa en el Mil Folhas, el suplemento de cultura del periódico Público, cuando salieron. Son uno de los núcleos fundamentales de la producción pianística, de por sí relativamente vasta y significativa, de Lopes-Graça (cabe referir que el compositor era un buen pianista, formado en la escuela de José Viana da Mota). La primera de sus sonatas data de mediados de la década de los 30 y la última, de los 80. Fueron siendo compuestas, por lo tanto, a lo largo de cinco décadas, reflejando las transformaciones del estilo del compositor.

Las ocho suites constan de un total de cincuenta y cuatro piezas breves, organizadas según un criterio de dificultad progresiva. Eso puede explicar que una música que, en términos globales, en el primer CD es interesante, pase a ser fascinante en el segundo. António Rosado despliega en la interpretación de todas las piezas una variedad deslumbrante de recursos técnicos y expresivos, transformando cada uno de estos pequeños "momentos musicales" en algo único y especial.

(perdón por el aparecimiento/desaparecimiento de este post: no lo pude acabar ayer y lo publiqué sin querer, pensando que lo había guardado como borrador)