4/03/2008

Actualidad de Ovidio



Puccini ya está despachado. El material que he utilizado para el artículo, tanto el relacionado con él y con sus óperas, como la información-ganga que me ha deparado el camino, sería suficiente para mantener activo este blog durante meses.

Entre las cosas que se incluyen en la segunda categoría, y que, por lo tanto, no tienen absolutamente nada que ver con el compositor de Lucca, está la noticia de que en la temporada 2010/2011 el Met tiene previsto un Pelléas et Mélisande dirigido por Simon Rattle, con Magdalena Kožená como protagonista. Cuando lo vi, me acordé de que la había escuchado unas semanas antes, vestida por su peor enemigo, en un recital cuyo programa incluía, precisamente, mélodies de Claude Debussy. Me dio la impresión de estar sufriendo una extraña tentativa de metamorfosis - también hay pigmaliones especialistas en el repertorio de finales del XIX y principios de XX - y eso me produjo cierta tristeza. Me vino a la memoria su imagen deslumbrante, cantando bajo la batuta de Paul McCreesh el papel de Paris en uno de los saudosos Concertos em Órbita y fue inevitable hacer la comparación.

En el recital, me dio la impresión de que el fin de siècle pone en evidencia sus limitaciones vocales y gestuales. La música de esa época, por ejemplo, pide, en el fraseado, que se interioricen, manteniéndolas sin dejarlas caer, las largas líneas, el arabesco sin fin. O sea, no tiene nada que ver con la declamación tipo "suspiro entrecortado" típica de la música antigua, donde Magdalena Kožená es particularmente apreciada.

No obstante, ojalá me equivoque y, dentro de tres años, después de verla y escucharla en el Met, pueda escribir en este blog que se ha convertido la Mélisande de nuestros sueños.