Algunos han justificado la postura del director arguyendo que el expresionismo desfiguraba la realidad para mostrar su lado más salvaje, como en aquellos mutilados de Grosz (que encuentran un magnífico paralelismo en las figuras del capitán y el doctor) o en los decorados de Wierne para su Gabinete del doctor Caligari. Pero lo cierto es que la generación de Berg conoció las aberraciones de la militarización y la guerra (el propio compositor tuvo experiencia en el ejército), y esa deformación era perfectamente asumible para una generación pauperizada y alienada por
Quizá al director de escena le hubiera interesado más trasladar la ópera al tristemente célebre barrio de Las Barranquillas, pero estos nuevos Wozzeck no existen, ni para los nuevos capitanes, doctores o Tambores Mayores, ni para ningún miembro, como él, del flamante “progresismo de salón”.