4/23/2009

Franz Konwitschny y la Pastoral



Está aquí sobre todo por la Sexta Sinfonía. Me gusta la forma como la dirige Franz Konwitschny: sin trampa, ni cartón y corporeizada en la sonoridad opulenta de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Konwitschny fue su titular desde 1949 hasta 1962, año en el que falleció. Esta versión fue grabada en los años 50. Entonces, la guerra fría tuvo como feliz consecuencia un feroz despliegue de medios técnicos cuyo objetivo era inmortalizar orquestas sinfónicas a ambos lados de la cortina de hierro. De hecho, el vinilo de este registro pertenecía al catálogo de una etiqueta llamada Eterna. La reedición es de Berlin Classics.

Por lo que se dice sobre él, Konwitschny no tenía una personalidad fácil. De origen moravo, su formación fue completamente germánica. Tocaba la viola y llegó a trabajar como músico de la Gewandhaus bajo la dirección de Furtwängler. Sobrevivió al nazismo y se convirtió en una figura de la vida musical de la República Federal Alemana. Wagneriano y straussiano por naturaleza, tenía, por lo visto, un gesto vehemente y extrovertido. Dicen de él que solía beberse media docena de botellas de champán antes de dirigir Tristán e Isolda. Tan excesivo como el propio Beethoven, no es de admirar que interprete "así" la Pastoral, sin sensiblerías.

Por cierto, el director de escena Peter Konwitschny es su hijo. El montaje de La Bohème que presentó el Teatro de Sao Carlos hace unos meses era suyo.