¡Tanto tiempo! El verano, la burocracia universitaria y la provincia combinados dan como resultado una especie de torpor más o menos bien dispuesto, incompatible con el mantenimiento regular de un blog. Ésa es la explicación.
En medio de esa calma, han ocurrido algunas cosas divertidas y otras agradables, claro. Está en la segunda categoría el viaje que he hecho esta semana a Santander. Fui allí para entrevistar a John Corigliano, compositor invitado por la organización del Encuentro y Academia de Música de Santander, un proyecto promovido por la Fundación Albéniz sobre el que valdría la pena escribir un post. La visita estuvo llena de sorpresas agradables. Cuando llegué el pasado lunes, primero, encontré providencialmente un cuarto con vista sobre la playa del Sardinero. Después, me encontré, también por casualidad, con un cuarteto formado hace cuatro años en la Academia Nacional Superior de Orquesta de Lisboa tocando maravillosamente dos de mis obras preferidas.
El Cuarteto Pandora, antes Tacet y, a partir de octubre, Cuarteto de Matosinhos, interpretó la segunda parte de uno de los programas del Encuentro. Tocaron la op. 5, de Webern, y el op. 13, de Mendelssohn. Los había escuchado en 2005, cuando eran todavía Tacet y acababan de ganar el Premio Jóvenes Músicos de la RDP, y me parecieron buenísimos. Ahora, después de un año de durísimo trabajo en el Instituto Internacional de Música de Cámara de Madrid, creado en 2006 por la misma Fundación Albéniz y que funciona en paralelo a la Escuela Superior de Música Reina Sofía, se han convertido en un verdadero cuarteto, con un sonido puro, esmaltado, muy contenidos expresivamente y con una transparencia de textura y formal increíble.
Según me contó Victor Vieira, el primer violín (fantástico, alumno de Aníbal Lima y Gerardo Ribeiro) el cuarteto se va a instalar en Matosinhos. Al menos este próximo año, no obstante, tienen la intención de continuar a trabajar con el que ha sido su profesor en el Instituto, el excelente violinista y pedagogo Rainer Schmidt.
Es un poco tonto que la Câmara les obligue a cambiar el nombre por el de Cuarteto de Matosinhos (por supuesto, no resistí, y tuve que preguntar si también les iban a obligar a salir al escenario vistiendo una camiseta con el escudo municipal...) Aparte de eso, que no es muy afortunado desde el punto de vista del marketing del grupo, me parece magnífico que la Câmara Municipal de Matosinhos haya lanzado este proyecto y que la elección del grupo haya sido realizada por concurso. Esto último lo sé porque, también casualmente, unos días después de conversar con Víctor, uno de los miembros del tribunal me habló maravillosamente sobre ellos y sobre la prueba que realizaron.
Sólo espero que, por muy municipales que vayan a ser a partir de octubre, sean capaces de pensar y actuar, como grupo, por así decirlo, a escala planetaria. Por cierto, aunque no creo que visiten este blog, ¿a qué esperáis para crear la página web del cuarteto?
A seguir con mucha atención, incluso aunque no tengamos más remedio que llamarles en el futuro Cuarteto de Matosinhos.