3/26/2009

Christian Gerhaher

© Hiromichi Yamamoto

He llegado hace un rato del Teatro Real. Escuchándole, he tenido aquella experiencia rara y feliz de desear que su canto no acabase. Espero poder repetirla.  Estoy segura que quienes leen este blog saben a qué me refiero y la han vivido alguna vez, en un teatro o en una sala de conciertos.

3/22/2009

Una musicóloga en Nueva York

Haber coincidido con la residencia primaveral de la Orquesta Sinfónica de Chicago y Pierre Boulez en el Carnegie Hall es una de las cosas que contaré a mis nietos. Si nos fiamos de Gramophone, la de Chicago es la mejor orquesta americana. Hacer distinciones en una lista en la que se encuentran las orquestas de Cleveland o LA, por ejemplo, además de varias europeas, empezando por las del Concertgebouw de Amsterdam y las Filarmónicas de Berlín y Viena, es un ejercicio bizantino, desde luego. No obstante, puede servir como punto de referencia. En el concierto al que asistí, se escucharon obras de Stravinsky (Sinfonía en tres movimientos y Cuatro estudios), Carter (Reflexions) y Varèse (Ionisation, Amériques). Fue asombroso el equilibrio entre control formal y requinte sonoro conseguido por Boulez y los músicos de esa orquesta. Y no sé cuándo volveré a apreciar unos metales como ésos: incisivos, aterciopelados, cálidos, siempre precisos.

También tuve la oportunidad de escuchar la orquesta del Met, que ha sido igualmente distinguida por el Top 20 elaborado por la Gramophone. Me tocó Il Trovatore, la bizarrería ultrarromántica concebida por Verdi a partir de la obra de teatro homónima de Antonio García Gutiérrez. La Leonora de Sondra Radvanovsky y la dirección de Gianandrea Noseda estuvieron absolutamente fabulosos, aunque es difícil destacar a alguien en un reparto del que también formaban parte Marcelo Álvarez (sustituido en medio de la función por Philip Webb), Dmitri Hvorostovsky y Dolora Zajick. Nunca había escuchado a Sondra Radvanovsky en un teatro, donde su voz y su presencia escénica resultan todavía mejor que en cualquier reproducción. Qué voz riquísima, opulenta, qué fraseo controlado y expresivo... La crítica la ha elogiado unánimemente y con entusiasmo. Por mi parte, y a quien se pueda dar ese lujo, doy fe de que valdría la pena acercarse a Londres para escucharla.




Hubo, además, dos sorpresas. La primera fue la violinista Kristin Lee, de la que es muy probable que acaben llegando noticias, más tarde o más temprano. Y la segunda, escuchar un motete de Gesualdo durante la solemne misa celebrada en la Iglesia de la Santa Virgen María, muy cerca de Times Square. Hasta para asistir a una misa como Dios manda hace falta irse allí.

Me pasé los cuatro días tarareando New York, New York, it's a wonderful town! y, a diferencia del turista español que satiriza Mecano en Me marcho a Nueva York, les aseguro que ni me acordé de Madrid. Bueno, no fue así exactamente. Me acordé en el Carnegie Hall, durante el cuarto estudio de Stravinsky, en el que el compositor evoca el paisaje sonoro que conoció en la capital durante las "noitadas" de su visita en 1916. Y confieso que, anticipando la semana que voy a pasar a partir de mañana en la Biblioteca Nacional (entretenida, precisamente, con la recepción de Stravinsky en la prensa madrileña), no me pude resistir. En Columbus Circle lo tuve que decir: "Si en Madrid tenemos uno igualito..."

No fui con una botella de Fundador, sino con un tawny de 40 años para celebrar mi cumpleaños, así que las cosas sólo podían salir bien. Y salieron, sin duda.

3/18/2009

Sigue el folletín del Teatro Real

Lo que debería haber sido una fiesta - la presentación de otra excelente temporada firmada por Jesús López Cobos y Antonio Moral - ha sido su último capítulo, también relatado aquí con referencia a la anunciada huelga del coro del teatro. Y ha confirmado lo que se pudo deducir en la rueda de prensa dada en diciembre para presentar a Gérard Mortier como nuevo director artístico.

Entonces, por ejemplo, no se explicó cuál iba a ser la relación formal de Mortier con Moral durante la transición: según se ve ahora, no se hizo porque esa relación no va a existir. Sin embargo, sí supimos que Mortier se iba a tomar cuatro meses sabáticos para viajar por España y aprender español.  En la rueda de prensa también quedó claro que había llegado a Madrid sin haber delineado nada lo que iba a ser “específico” (fue la palabra que utilizó) en su proyecto para el Real.

Recordarán que, el último mes de noviembre, la prensa diaria adelantaba la “carambola” que podría llevar a Mortier a la dirección artística del Teatro Real o del Gran Teatro del Liceo. La expresión, utilizada literalmente en la edición del 10 de noviembre de El País, reflejaba la verosimilitud que, en la rumorología operística nacional, comenzaba a tener la posibilidad de que Mortier comenzase a trabajar en España a partir de 2010, también noticiada puntualmente en otros periódicos, tales como ABC o El Mundo, así como en la edición digital de Ópera Actual. El detonante de dicho adelanto fue la publicación en los periódicos estadounidenses de la noticia de que Mortier se desvinculaba de la New York City Opera, cuya dirección debería haber asumido plenamente en 2009, debido a los problemas financieros que estaba atravesando la institución: debido a la crisis, el presupuesto originalmente ofrecido de 60 millones había quedado reducido a poco más de la mitad. 

Mientras tanto, en España, Jesús López Cobos había presentado públicamente su dimisión dando como razón la poca claridad del Patronato del Teatro Real en relación al futuro de su contrato. Antonio Moral tuvo la oportunidad de decir poco después que se había enterado de los cambios que le afectaban directamente por la prensa. Y todo esto ocurrió en medio de rumores que lanzaron a la arena varios nombres improbables como candidatos a la sustitución de ambos.

Casualmente, el pasado mes de diciembre, mientras en España los aficionados se entretenían con estas tristes escenas, en París, el Teatro de los Campos Elíseos vivía también un momento de transición. Entre la veintena de candidatos que se presentó a su llamada, la correspondiente comisión eligió el pasado verano a Michel Franck. Por supuesto, en las entrevistas que ha dado desde entonces, Franck aparece sonriente junto a Dominique Meyer, quien se mantendrá como director general del Teatro hasta 2010. Meyer pasará, entonces, a la dirección de la Ópera de Viena. Cualquier analogía con el caso español parece ser pura coincidencia.

3/06/2009

Madame Verdurin y la Red

"Hoy parece que esté prohibido aburrirse". Nos lo dice Antoine Compagnon, pero, con alguna variante, yo se lo vengo repitiendo a mi hija desde que aprendió a decir "mamá, me aburro". "Pues abúrrete, bonita," - le digo - "está muy bien eso de aburrirse". Lo que me apena, y ésta es la verdadera razón de este post, es que EL PAÍS haya desperdiciado la oportunidad de entrevistar comme il faut a una figura de su talla intelectual - Compagnon pasó por Madrid, para dar una conferencia - y se sirva de ella como ariete en su crepuscular cruzada contra la Red.

El artículo nos cuenta que el futuro de los suplementos culturales y de los críticos "está en el aire": las recensiones en periódicos no venden. Ya lo sabíamos. Y también sabíamos que "Internet se ha convertido en el salón literario del siglo XXI". Ahora, en este contexto, si me alertan contra el peligro de que "en la Red existen posiciones dominantes y jugadores que tienen mejores cartas que otros", lanzando la cortina de humo del contubernio internáutico, lo que quiero es que me comenten a continuación algo sobre la forma como se establecen las reglas del poder en los medios tradicionales, dependientes del papel. No me parece que la situación sea muy diferente... Sabemos que la situación no es diferente.

Lo cierto es que, por mi parte, yo tengo abierto este saloncito musical hace ya algunos años y les aseguro que, sin tener ningún as en la manga, el buscador de Google me trata bastante bien.

Aspiro, claro, a ser Guermantes, pero ser princesa está difícil, así que me divierto haciendo de Madame Verdurin (a quien, por cierto, no le gustaban los aburridos).

Éstas (noticias) vienen de Canadá


Qué registro discográfico vivo y envolvente. La pureza de la voz de Suzie Leblanc y la sensibilidad como pianista y acompañador de Robert Kortgaard están captados con una sutileza admirable. Y qué placer escuchar francés así cantado, la poesía de Messiaen así cantada. 

Ange silencieux, écris du silence dans
mes mains.

...

C'est l'alphabet du rire
aux doigts de ta maman.
Son oui perpétuel
était un lac tranquille.

La ha producido Johanne Goyette, la fundadora de ATMA Classique. Es como si se pudiera sentir a cada décima de segundo el amor que ha puesto en la grabación.