La SGAE no es, ni de lejos, tan discreta como la SPA. Es mucho más poderosa, está mejor organizada y tiene además ambiciones políticas que, me parece, la diferencian bastante de su homóloga portuguesa. Por ejemplo, ha conseguido que el gobierno español esté en vías de aprobar un «plan integral para la disminución y eliminación de las actividades vulneradoras de la propiedad intelectual» o «plan anti-piratería» (cuyo borrador es imposible de encontrar en internet), que la ministra de cultura presenta, con desparpajo, de la siguiente manera: «Tan sólo Francia tendrá en Europa un plan de esta envergadura, aunque el nuestro es mejor».
Aquí podéis leer argumentos a favor y aquí, argumentos en contra. Puedo parecer tendenciosa en la elección, pero lo cierto es que reflejan bien las posturas que se oponen en este asunto.